Un estudiante en línea debe
de tener madurez y autonomía, ya que el docente se limita a ser una guía.
El estudiante en línea debe
ser proactivo, tener compromiso con el propio aprendizaje, conciencia de las
actitudes, destrezas, habilidades y estrategias propias, actitud para trabajar
en entornos colaborativos (trabajo en equipo), metas propias que generen la
superación de cursos y/o asignaturas, así como un aprendizaje autónomo y autogestivo.
Sin embargo también se
enfrenta a retos, como lo son: alejarse del aprendizaje dirigido
(alumno-maestro), dejar atrás los hábitos de memorización y repetición del
conocimiento, evitar los entornos competitivos, gestionar y administrar
correctamente el tiempo, desarrollar y potencializar destrezas comunicativas
(lectura y escritura sobre todo).
Pero el más grande reto es
convertirse en un alfabeta digital: conocer que existe una necesidad de
información, trabajar en diversas fuentes y códigos de información, manejar la
sobrecarga de información y discriminarla por la calidad de la misma,
organizarla, usarla eficazmente y saber comunicarla a otros.